─¡Papá!
¡Papá! −Aullé
de alegría de ver como papi me perseguía.
¡Mi
pequeño milagro, no te vas a escapar tan fácilmente !─ los grandes brazos de papá
me aprisionaban contra su pecho- ¿Sabes, lo mucho que he esperado para
tenerte?.
−Te
quiero Wilson─ Apoyé mi cabeza sobre él.
−
¡Eso sí que no!. Mi hija no va llamarme por mi nombre─ me observa con sus ojazos
marrones ─ ¡Guerra de cosquillas!.
−¡No
más papá! ¡No más!. − No podía parar de reírme ni dejar de retorcerme.
******
No puedo moverme, no siento mis extremidades.
«¿Dónde estoy?¿Estoy muerta? »
La oscuridad empieza a acumularse, siento mucho dolor.
******
─Erase una vez, un comerciante que vivía con su hija en el campo. La muchacha se llamaba Bella ─mamá estaba muy seria─ En unos de sus viajes, el padre de Bella cruza el bosque, cuando de repente su caballo se mostró inquieto y salió al galope.
─ Mami, ¿Estás enfadada conmigo? ─ abracé con más fuerza a mi osito Bobi.─ papá vino conmigo, no me separé de él nunca.─ farfullé ahogando a Bobi entre mis brazos.
─ ¿Cuántas veces tengo que repetirte lo mismo Alysa? ─ Suspira e intenta relajarse.
«Agacha la cabeza»
«Agacha la cabeza»
─ ¡Mírame a la cara cuando te hablo! ─ se levantó de golpe de la silla tirando el cuento al suelo ─ Eres una niña desobediente, solo escucha lo que te conviene. Si te digo que no quiero que vayas al parque, es para evitar que te hagan daño ─ caminó de un lado a otro ─ ¿ Conoces el peligro en el que nos exponemos por tu culpa? ¿Sabes el daño que puedes hacerle a los demás?
Asentí mientras escuchaba lo irresponsable que había sido. Es lógico que mamá se preocupe. Estoy enfermita, nadie escucha esa voz mala en la cabeza como yo. Puedo matar a alguien y no quiero que la culpa se la lleven mis papás.
─ Oh, cariño no quise decir eso ─ me besó mis ojitos ─ Tú eres una nena muy buena pero entiéndeme ¿Sí?. No me gusta que estés por los parques. ─ Me acaricia las mejillas con ambas manos ─ No llores más, no lo soporto.
******
Bajo una densa niebla, puedo escuchar las voces de una niña
pequeña , pero no logro verla.
Al fondo, creo visualizarla,
sentada en el suelo mirando como otros niños le destrozan sus libros y libretas .
La rabia y la desesperación
que crece dentro a un ritmo bestial.
−¡Hijos de puta! ¡Parad de una vez!.− Chillo con todas mis fuerzas,
sintiendo como el aire abandona mis pulmones otra vez.
******
La puerta estaba encajada, las
ganas de hacer pipí no me dejaban dormir. Me senté en la cama y me puse mis
zapatillas favoritas; las de color rosita llenas de mariposas.
─Bobi,
ahora vengo, voy a ir al servicio- le
di un abrazo para que se calmara─ No te
pongas nervioso, volveré en seguida.
Una vez dentro del baño,
encendí el interruptor y aproveché para
bajarme con cuidado el pantalón del
pijama.
─¡Wilson!. Estoy harta de que la trates como una persona normal. ¿Sabes
el lío que tenemos encima? ¿Recuerdas ese contrato? ─ Las voces de mamá me
sobresaltaron.
Corrí hacia la puerta de mi cuarto y me asomé un poco al pasillo.
─Dennis, joder es una niña al fin y al cabo. No es justo que se
quede aquí, encerrada como un animal─ Nunca había escuchado a papá y a mamá discutir
por mi culpa.
─Will tú y yo sabemos que no es nuestra hija ─ los gemidos de mami me
tensaron todo mi cuerpo ─ Agatha sí
era nuestra niña, nuestra pequeña. Fui la culpable de que se fuera para
siempre.
─ Dennis, amor mío, no te culpes por las cosas
del pasado.─ en el fondo sabía que
no era su hija, solo fui un reemplazo de un bebé muerto─ Alysa es lo mejor que nos ha podido pasar,
nuestra carrera crece con ella. Es un pequeño milagro.
─
Puede ser todo un milagro, pero estoy fastidiada de recibir quejas de ese maldito colegio−quiero irme a mi camita, mamá está
así por mí , todo es mi culpa−no entiendo lo dócil que se vuelve en casa...
−¡Dennis!
No vayas por ese camino, por favor. − papá la interrumpió─ Si controlamos la alimentación, la
medicación y su estado de salud nunca le
pasará nada a nadie.
Cuando quise darme cuenta, las lágrimas bajaban por mis mejillas, en
silencio. Notaba como la hoja del cuchillo perforaba mi corazoncito.
En los descansos del cole, me sentaba en un solitario banquito
mientras observaba el patio de juegos.
−Bren, mira lo que me compraron mis papas ayer− sus brazos no dejaban de moverse.
−¡ Cloe! Ese reloj esta súper. ¿Dónde lo compraste? − no dejaban de abrazándose, diciéndose
"te quiero".
Bobi era el único capaz de
decirme esas palabras.
******
El brillo de un potente foco hace desaparecer toda esa terrible escena.
Me quedo ahí, sola, escuchando los sollozos de esa pobre chiquilla y las risas
de esos malditos bastardos.
Me quedo sumida en el vacío.
Un manto blanco se acumula por todo el terreno. Minúsculos copitos
de nieve caen desde el cielo, encapotado por nubes grises. El viento acaricia mi
rostro, trayendo consigo una variedad de olores frescos y apetecibles. Tanteo cada rincón de este sitio, dispuesta a
marcarlos. Para dar a entender que es solo mío.
«Correr.»
«Correr.»
Acelero todo lo que mis piernas pueden soportar. Mi conciencia
grita que no está bien lo que hago; mamá se enfadaría si me viera recorrer todo
el prado.
« ¡No me importa! Por una vez en mi
vida, voy a dejar de
perderme entre los errores que cometí en el pasado . Sé, que no podré
arreglarlos; Lo hecho, hecho está. ¡Que
me llamen egoísta o irresponsable!.Voy a regalarle a mi corazón lo que ha deseado toda su existencia.»
Deslizándome por la nieve, me dejo caer exhausta.
− This is my December.─ Las teclas del piano suenan dentro de mi cabeza.−Just wish that i didn`t feel like there was something i missed.− Me dejo llevar por esas letras desafinadas, acompañada por mi
dulce voz apagada.
******
Mis
ojos se abren ante un enorme foco de luz . Estoy desorientada. No tengo la
menor idea de donde me encuentro.
−¡Oh,
Dios! ¡Mi cerebro me va a estallar!.
«Soy una imbécil. ¿Para qué hablo tan fuerte? Ahora me he
destrozado los oídos también».
Miro hacia ambos lados, percatándome de que estoy en el
puto patio de la casa.
«¡Sus muertos! ¿Esto qué es? ¿Un cachundeo?. Recuerdo que
estaba en... La ducha, sí, sí me lavaba la cabeza. ¿Cómo terminé aquí? »
─Oh, mierda. Algún día me veré en la calle tirada. Esto
es peor que una borrachera─ me apoyé en sobre
las rodillas − Maldito
sonambulismo.
Los trozos de las macetas están esparcidas por todo mi
alrededor. Odio que pase todo este numerito mientras duermo.
Eso de despertarme
en sitios diferentes , destrozando todo e incluso con intentos de haberme
cortado las venas...
Me jode ver como mi santuario se vuelve un infierno. No soporto mover nada; mamá era
muy exigente a la hora de cambiar un trasto.
Intento con todas mis fuerzas que estas cosas no pasen;
ocurren tarde o temprano, no las controlo .
─Y pensar, que por un
instante creí que eran los infectados─ dije con sarcasmo─
sabiendo que jamás traspasaron mi fortaleza.
Con el paso del tiempo, dejé de tratar de culpar a otros
y empecé a culparme a mí; A esa parte psicópata
que forma parte de mi mente, aprovechando cualquier indicio para adueñarse de
lo poco que me queda.
« La
memoria es lo único que poseo; lo que
no ha sido capaz de quitarme. Lo que más desearía que me arrebatara.
Estar
secuestrada entre millones de recuerdos dolorosos no es agradable. Te va
consumiendo poco a poco, hasta el punto de querer llorar sangre del dolor psíquico
tan grande que sientes. »
−Debería
darme vergüenza, doblegada , llena de temores, bajando la puñetera vista cada
vez que me alzaban la voz− Digo
frustrada− Me han
querido doblar tantas veces, que ya no sé ponerme derecha.−respiro un par de veces antes de seguir hablando− Me han atado como a un perro privándome, rajándome por
dentro que ya ni sé quien soy, ni porque me siento tan desubicada en este
mundo.
No, ¡Basta!
me niego a sufrir otra vez. Necesito seguir duchándome. Acabar al menos con lo
que he empezado, aunque sea.
Según
camino, noto el escozor de las heridas. Los hematomas se agrandan, dejando un
rastro oscuro por toda la piel desnuda . Las uñas han desaparecido; supongo que
las manchas de sangre y los arañazos de las paredes tienen algo que ver en
esto.
« Eres
un jodido monstruo, no quieres a nadie, ni a ti misma»
−He
destrozado la casa−Cubro mi cara con las
manos− no puedo soportar lo que soy, lo que me he convertido a lo largo de
estos 7 años de abandono−temblando como
una hoja, subo las escaleras cojeando−Debería haber muerto, papá y mamá no
se merecían una hija como yo.
El agua
de la ducha sigue cayendo. Me adentro con cuidado, evitando cualquier golpe que
rozara los dedos morados de mi pie.
Mis sollozos volvieron, acompañados de arcadas.
Asco, repulsión de ser lo que soy. Querer ser normal, cuando solo soy una
enferma secuestrada por remordimientos.
−Quiero
matarlos, sí, retorcerles el cuello− apreté mis puños olvidando el dolor por la ausencia de
uñas− Si esos bastardos
no los hubieran matado, estarían conmigo me protegerían de la bestia, de la
parte depravada que forma parte de mí.
A través
de la mampara, veo una brecha en la frente, cicatrizando con rapidez. Me
enjabono con cuidado; evitando cualquier corte reciente.
Al
terminar de quitarme los restos de jabón, meto mi ropa para lavarla.
−Me
encanta vestirme con la ropa recién lavada, el aire veraniego hace que sude
como una cerda- contengo
la respiración mientras froto la camiseta− bueno, la verdad no sé cual es peor, el del sudor o el de cuando estoy cachonda.
No estoy
diciendo que tener la regla sea asqueroso. La primera vez que me pasó era
ingenua. El olor era denso, caliente, no podía parar de rozarme por todas
partes. Esos días, tenía que dejar de lado libros y revistas. Me sentía muy extraña, mi
ropa interior siempre estaba mojada, creí por un instante que me había hecho
pipí. Después, vinieron los sangrados...
─ Me vuelve loca la sangre, pero esa en concreto ¡No!. Ni
soñarlo.─ niego
la cabeza de un lado a otro.
Cuando
consigo dejar la ropa sin algún rastro de olor, vuelvo a ponérmela .
Por
curiosidad, me quedo mirando mi rostro
en el espejo, las lágrimas siguen
bajando. Mi cara está llena de moretones y rozaduras. Una de mis cejas, apenas
logra verse. Duele, duele demasiado, pero no me importa. El dolor físico no
tiene nada que ver con el dolor interno.
« Los
golpes no significan nada, las hostias solo me hacen ser más fuerte.»
El
tono gris azulado de mis ojos no delatan emociones, ni sentimientos. Al igual
que mi pequeña nariz, los gruesos labios, sobretodo el superior también tiene
una cicatriz. Los dientes siguen intactos, no tengo ninguno partido, gracias a
Dios. ¿O al Diablo?.
El
sonido de las llaves cerrando la puerta de mi casa, alertan algunas sombras. Empiezo a moverme deprisa, creando un patrón.
─ Un
poco de ejercicio no me vendría nada mal para despertarme ─ Ejercito muslos y piernas controlando la velocidad─ Jodidas tormentas de verano, ni crea que va
a dejarme sin desayunar.
Por un momento, siento como si algo o alguien
me vigilara, aunque no le echo cuenta. Estoy sola en esta ciudad, solo tengo a
mis infectados dispuestos para tomar su primer desayuno mañanero.
******
Los destellos de los truenos colorean el cielo, anunciando la
llegada de fuertes lluvias. Muchos de los cuervos apoyados en la parte plana de
los viejos edificios alzan el vuelo, presintiendo el gran aguacero que está a
punto de caer.
Conforme van despejando la zona, mayor probabilidad de que el tiro
sea mucho más limpio, certero. El punto de mira, señala con precisión una densa
cabellera oscura, la fresca brisa del oeste mueve con intensidad esos mechones
, dejando ese olor a mar mezclado con una fragancia natural, desconocida,
aunque exquisita para cualquier macho en celo.
Una fina nariz acaricia de vez en cuando el fusil M24 con sumo
cuidado. Una a una, las gotas de
sudor viajan por el entrecejo,
recorriendo su fina capa de barba hasta llegar a los labios, tensos, secos y
agrietados.
─Eso
es pequeña bastarda, respira por última vez antes de que te vuele los sesos─ Dice con voz ronca , pasándose
su lengua sobre los dientes, humedeciéndolos.
─Eso
es cariño, date la vuelta, déjame imaginarme como me corro en esa repulsiva
cara mientras te meto un tiro en la frente
"─con la mano libre se baja los
pantalones impaciente.
Toca con suavidad el gatillo, mientras se masturba bajo la intensa
lluvia.
De repente, siente como el
clímax abraza su cuerpo , dejándolo vulnerable, listo para el siguiente asalto.
─
Uno, dos, tres...─Cuenta en silencio, esperando el momento y aprieta el percutor con
suma facilidad.
Hola Emma. Sólo paso a dejarte la entrada que te debía: http://voces-huecas.blogspot.com.ar/2014/02/gente-anon-n2-secuestrados-entre.html
ResponderEliminarSaludos y buena suerte con la historia.