viernes, 19 de julio de 2013

CAPÍTULO 5 PARTE 2

CAPÍTULO 5 PARTE DOS

El pasillo de la entrada, no posee nada de atractivo, carece de fotos, solo uno relacionado con un vestido sencillo de una mujer. Mamá no era una excelente fotógrafa, solo las hacía  de vez cuando, para relajarse, mientras escuchaba un poco de música clásica.


...”Solo eres desecho, te mereces estar en el infierno...”

Paulatinamente, subo la vieja escalera de mi casa apoyándome en el soporte de acero. Por un momento, observo mis manos, grandes, finas, los callos son visibles.

-" ¡Joder! Valiente mierda de parquet, está putrefacto ya mismo tendré un ecosistema debajo de esta asquerosidad, hasta el yeso parece que está jodido"- Exclamó mientras los crujidos se incrementan con cada paso.


Cuando llego a la segunda planta, puedo visualizar todo el pasillo. Esta vez el suelo no lo complementa el parquet, sino losas blancas con líneas negras; semejante al tablero del ajedrez. Ese juego...Recuerdo que papi jugaba, le ayudaba a concentrarse después de una dura jornada de trabajo.

” Que lástima ser tú, eres tan inferior y mediocre”

El tono albino de las paredes y de las columnas no dan una impresión alegre, al contrario, es monótono, aburrido. Lo único que decora todo el pasaje es un simple mueble de madera . Las tres puertas tienen la misma tonalidad que ese trasto; dando un aspecto antiguo, sobrio.

Al final del corredor, accedo a la sala de estar. Medito y observo todo el habitáculo. Mis ojos se posan en esas cuatro ventanas colocadas una al lado de la otra. En el centro, se encuentra un sofá lleno de libros, la alfombra cubierta de polvo cubre gran parte del suelo al igual que la estantería llena de álbumes familiares.



 …” ¿Familiares? ¿ Te refieres a esas personas que tú destrozaste?... ¿De qué te sirve matar a ese asesino, cuando tú misma los has matado también?...”
                                 
El lugar es espléndido, maravilloso. De pequeña, solía entrar aquí, para ver el amanecer.


Ojeando un álbum, no pude evitar ver una foto que me llamó la atención; una simple imagen capaz de transmitirme una pizca de paz


-"Papá, ¿Por qué no puedo sentir nada? Quiero quererte, siempre he querido hacerlo, ¿ Por qué solo he deseado matarte ?..."- Repito las palabras en voz alta, queriendo escuchar una respuesta coherente o simplemente volver a oír la calidez de su voz. Las yemas de mis dedos rozan su hermoso rostro, sus ojos estaban cerrados pero sentía que me miraba, solo a MÍ, a su " princesa" como él me llamaba, dándome amor a pesar de todo.

No recuerdo cuantos meses tenía, era demasiado bebé para saberlo con certeza. -" No logro entender como en una simple hoja de papel, puede llegar a ser tan palpable esa seguridad que ansío de verme sujeta, protegida."- Ese nudo en la garganta impide que las palabras salgan al exterior . Sé cómo va a terminar esto, así que opto por colocar el álbum en el estante; Como a mí me gusta, que todo esté en el lugar que les corresponde.  

...” No te mereces ni una pizca de cariño que te dieron...”


 Por un segundo, aparto la vista y me centro en la chimenea eléctrica.
En invierno, el clima en San Francisco es bastante frío, al principio no lo notabas, pero ahora, al no haber electricidad no te queda otra que taparte con una manta.

Después de recorrer la estancia con la mirada, salgo del estudio, dirigiéndome al baño.

-"Necesito asearme, anhelo eliminar el hedor a muerte de mi cuerpo por un par de minutos."- gruño mientras huelo la ropa. -"Bueno, aparte de olor a carne podrida mi sudor no se queda atrás, puedo olerlo a un kilómetro de distancia".- Arrugué la nariz y alejé mi brazo de inmediato.
   
Enfrente de la puerta central, giro el pomo con cuidado.
El color claro abunda en todo el cuarto. Las velas perfumadas adornan la escena dando un toque de romanticismo en el ambiente. La mampara de cristal transparente rodea toda la bañera al igual que la ducha. Sin embargo, lo que atrae más mi interés es el gran espejo, acomodado por encima del lavabo. Cualquier persona puede ver su propio reflejo, yo en cambio puedo ver mi yo interno, a esa diminuta chica maltratada por niños engreídos, egoístas.

Supongo que mi edad ronda los diecisiete. No necesito saber el día en el que estoy ni el año en el que vivo, carece de importancia, el tiempo se detuvo hace bastantes años y no creo que vuelva a moverse...

 Me empiezo a desvestir a conciencia. Los pantalones de chándal negros, la camisa blanca, calcetines grises, las bragas oscuras, el sujetador beige; caen al suelo provocando un seco golpe.


...“ Sus miradas de pánico, el crujir de sus huesos, el sabor de la carne..¡Reconoce que solo enterraste sus cabezas!"...


Cuando abro la ducha, el torrente de agua no tarda en salir. Mis manos empiezan a trabajan acariciando el cuerpo, los  pezones se endurecen al sentir el agua fresca deslizarse por mis redondos pechos, el líquido transparente desciende sobre mi vientre plano surcando por las miles de cicatrices y quemaduras que adornan mi reseca e irritada piel.

Frente a mí, se encuentra la estantería donde localizo el champú. Deposito un poco en mi cabeza y lo dejo otra vez en su sitio. Me rasco con las uñas, desenredando con mis dedos los enredos de mi lacio cabello.

 -" Ohm, que gusto madre mía..."- Mis suspiros me delatan. Dejo que el movimiento continuado de mis manos prosigan, relajando mi cuerpo, mi inexistente alma y mi podrido corazón.     

En la lejanía, puedo escuchar esas voces; recuerdan lo que soy,  lo que tengo ahora y lo que perdí por no protegerlo de de mí. Las acusaciones no tardan en llegar. Destrozan todo a su paso como si fuese un tornado.

-.”¡Yo no fui!”-.exclamé irritada.- “¡Joder, no fue mi culpa, dejarme ya! ¡Dejarme de una puta vez en paz!”.- Las amargas lágrimas caen por mis pálidas mejillas, el agua que cae sobre mi cuerpo se transforma en sangre espesa y llamativamente roja, el reflejo de la mampara me muestra una imagen de mí tragando un órgano tras otro.

Salgo de la ducha tropezándome con algo que ni sé lo que es. En el suelo, no logro recuperar el equilibrio. Me vuelvo pequeñita, indefensa, vulnerable. Mi respiraciones son bruscas e irregulares, no consigo respirar, me falta el aire. Los recuerdos se convierten en minúsculos flashes.

" Yo destrozando el cuerpo de mis padres".
"Yo mordiendo brazos, piernas, cuellos".
"Yo abriéndoles el estómago a base de mordiscos y arañazos."
   
El frío recorre cada centímetro, tensando mis músculos calándome incluso hasta los huesos. Siento como un dulce sabor llega a mi boca, muerdo mis  delgados labios por instinto, no controlo mi fuerza, me hago daño y noto la sangre deslizarse por la garganta. Me quedo hecha un ovillo. Las lágrimas mezcladas con ese liquido rojo que me vuelve loca siguen descendiendo.

-" Ayuda por favor, no pude controlar mis acciones, llevaba días sin comer y....No sé, no era yo, no podía llegar a comerme a papá y a mamá .- Los nervios se apoderaron de mí, me balanceaba dejando que mi cabeza chocara con la pared una y otra vez. La frente me arde, me quema.   

Noto que alguien me toca, me acaricia, me susurra al oído.

-" Todo va a estar bien cariño, estamos a tu lado eres y serás nuestro pequeño milagro..."- Las suaves voces de mis padres me consuelan.
-"Míranos, verás que estamos contigo, somos una familia ¿Recuerdas? Aunque nos hayas devorado"- La cariñosa voz de mi madre me relaja, siento como me acaricia el pelo.

 Abro mis ojos , veo sus pies llenos de barro y mugre. El olor es asqueroso, un charco de mierda se esparce por todo el suelo manchando mis piernas, salpicándome en la cara.

 Mi mirada sube, los veo frente de mí. Mi corazón está acelerado. El dolor es insoportable.

¡Bum, Bum! ¡Bum, Bum!

Sus brazos están lleno de mordiscos, los gusanos e insectos se posan en ellos. Los zumbidos, el sonido al masticar la carne me taladra los oídos.

¡Bum, Bum! ¡Bum, Bum!

-"¡IROS, IROS DE AQUÍ! ¡NO! ¡MARCHAOS!¡MARCHAOS!"- Grité con todas mis fuerzas.

  ¡Bum, Bum! ¡Bum, Bum! ¡Bum, Bum! ¡Bum, Bum!

No logro enfocar bien, veo, veo, que me miran. No tienen ojos...

¡Bum, Bum! ¡Bum, Bum!

Todo se vuelve negro, en el silencio logro escuchar algo.

-"¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?..."


¡Bum!








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domingo, 7 de julio de 2013

Capítulo 5 PRIMERA PARTE "¿Verdad, Mamá?"








Los primeros rayos del sol entran sin previo aviso por la ventana de la cocina. Intento organizar mis pensamientos, no puedo recordar el tiempo que he estado durmiendo en el suelo. Con delicadeza, consigo levantarme.

-."Uhm...".- Gimo cuando noto el cuerpo tenso, entumecido.- ."Necesito con urgencia una gélida ducha para despejarme".- Digo mientras estiro mis brazos en el aire.   

Las nauseas y los mareos vuelven, ayer apenas comí la cantidad que necesitaba, solo pude llevarme a la boca un pequeño trozo de conejo y la mitad del animal se lo tuve que ofrecer a esas infectadas personas. Comprendo que es una verdadera gilipollez que lo haga, pero me da igual, vivo gracias a ellos, son mi familia y me aceptaron desde el primer momento. El físico que tienen es todavía humano, aunque su comportamiento sea completamente distinto.

Con el paso de los años, he ido descubriendo el parecido que tienen conmigo. La alimentación es elemental para poder sobrevivir, si no hay alimento, terminan consumiéndose de una manera lenta y dolorosa, hasta que caen sin remedio al suelo, esperando que la muerte por fin se los lleve.

Cuando los veo caminando a un ritmo pausado y sosegado, no puedo evitar afligirme por ellos. En su mirada apenas guarda algún destello de vida. La ausencia de cabello, deja al descubierto esa piel reseca quemada por el sol, acompañada de largas cicatrices. La contorno de la cara se asemeja a una persona anoréxica, en las mejillas ha desaparecido ese color sonrosado, dejando ahora un tono pálido, muerto. Los grisáceos dientes apenas consiguen mantenerse alineados . Y mejor ni hablemos del tema del aliento, porque la halitosis que tienen, es capaz de provocarte unas arcadas muy desagradables.


La primera vez que vi a uno frente a frente fue en los primeros meses de infección; Ese día iba caminando muy asustada por la calle. La comida escaseaba, llevaba sin probar bocado desde aquel incidente, así que tuve que armarme de valor y salir del vecindario. No quería ni muerta pasar otra vez por alguna anemia que me impidiera incluso moverme.

A la vez que andaba, me iba dando cuenta de lo sola que estaba por la calle. No podía dejarme vencer por  la soledad en lo más mínimo, tenía que ser fuerte y no temer a nada, ni a la muerte porque si hubiera muerto, estaría feliz de haberlo intentado.


Después de un rato desplazándome , por fin pude encontrar algo de alimento. No era una exquisitez, pero estaban vivos así que me servían para algunos días. El motor del camión, a pesar de haber colisionado contra un coche todavía seguía echando humo.




El estado que se encontraban los vehículos, para mí era intrascendente, lo que yo quería era su mercancía, unos cuantos cerdos vivos o muertos. Cuando los vi, pude ver el cielo estando en la tierra. No pude aguantar a llegar a mi casa así que me dispuse a tirar de las vísceras de un cerdo que estaba agonizando, sin percatarme de que el conductor había salido del furgón.


El fuerte impacto solo consiguió desfigurarse su rostro, dejando brotar esa sangre oscura e infecciosa. 

El tiempo se detuvo en ese momento para mí, sabía que caería contaminada sin poder defenderme...


Los minutos pasaban muy lentamente, podía sentir como los latidos de mi corazón estaban acelerados, creyéndome que en cualquier momento saldría de mi pecho. Sabía que podía verme, aunque solo fuera con solo un ojo, pero no se movía estaba parado mirándome un poco confuso. Poco a poco más infectados aparecieron en el lugar, comiéndose los cerdos muertos que estaban en el asfalto de la calle.


Estaba demasiado asustada para darme cuenta que nadie se acercaba a mí. Mi cuerpo estaba paralizado por el miedo, el sonido de mi estómago hambriento pudo traerme a la realidad. Necesitaba alimentarme no podía esperar más.

El sabor de la sangre caliente del animal entrando por mi garganta, me hizo sentir fuerte y renovada. Cuando el animal todavía está vivo la carne sabe muchísimo mejor. También pude ver que ellos sentían lo mismo que yo. Por primera vez en mi vida me sentí normal y completamente aceptada. Ellos fueron capaces de aceptarme, mientras que esos jodidos humanos solo quisieron burlarse e insultarme.



.-” ¡ja ja ja! Todavía recuerdo, el momento en el que descubrí el sabor de la carne y los beneficios que poseía. No tenía otro remedio, estaba muy enferma y sola....- Mis ojos se posaron en el cuadro de mi madre..- "El arrepentimiento y la culpa jamás desaparecerán de mi interior. ¿Verdad, mamá?...¿Será que nunca tuve remordimientos por mis actos?;¿O simplemente me dejé llevar por ese bestia oscura hace mucho tiempo?"