CAPÍTULO 5 PARTE DOS
El pasillo de la entrada, no posee nada de
atractivo, carece de fotos, solo uno relacionado
con un vestido sencillo de una mujer. Mamá no era una excelente fotógrafa, solo
las hacía de vez cuando, para relajarse,
mientras escuchaba un poco de música clásica.
...”Solo
eres desecho, te mereces estar en el infierno...”
Paulatinamente, subo la vieja escalera de
mi casa apoyándome en el soporte de acero. Por un momento, observo mis manos,
grandes, finas, los callos son visibles.
-" ¡Joder! Valiente mierda de
parquet, está putrefacto ya mismo tendré un ecosistema debajo de esta
asquerosidad, hasta el yeso parece que está jodido"- Exclamó mientras los
crujidos se incrementan con cada paso.
Cuando llego a la segunda planta, puedo
visualizar todo el pasillo. Esta vez el suelo no lo complementa el parquet,
sino losas blancas con líneas negras; semejante al tablero del ajedrez. Ese
juego...Recuerdo que papi jugaba, le ayudaba a concentrarse después de una dura
jornada de trabajo.
”
Que lástima ser tú, eres tan inferior y mediocre”
El tono albino de las paredes y de las
columnas no dan una impresión alegre, al contrario, es monótono, aburrido. Lo
único que decora todo el pasaje es un simple mueble de madera . Las tres
puertas tienen la misma tonalidad que ese trasto; dando un aspecto antiguo,
sobrio.
Al final del corredor, accedo a la sala de
estar. Medito y observo todo el habitáculo. Mis ojos se posan en esas cuatro ventanas
colocadas una al lado de la otra. En el centro, se encuentra un sofá lleno de
libros, la alfombra cubierta de polvo cubre gran parte del suelo al igual que la estantería
llena de álbumes familiares.
…” ¿Familiares? ¿ Te refieres a esas personas que tú
destrozaste?... ¿De qué te sirve matar a ese asesino, cuando tú misma los has
matado también?...”
El lugar es espléndido, maravilloso. De
pequeña, solía entrar aquí, para ver el amanecer.
Ojeando un álbum, no pude evitar ver una
foto que me llamó la atención; una simple imagen capaz de transmitirme una
pizca de paz.
-"Papá,
¿Por qué no puedo sentir nada? Quiero quererte, siempre he querido hacerlo, ¿
Por qué solo he deseado matarte ?..."- Repito
las palabras en voz alta, queriendo escuchar una respuesta coherente o
simplemente volver a oír la calidez de su voz. Las yemas de mis dedos rozan su
hermoso rostro, sus ojos estaban cerrados pero sentía que me miraba, solo a MÍ,
a su " princesa" como él me llamaba, dándome amor a pesar de todo.
No recuerdo cuantos meses tenía, era
demasiado bebé para saberlo con certeza. -" No logro entender como en una
simple hoja de papel, puede llegar a ser tan palpable esa seguridad que ansío
de verme sujeta, protegida."- Ese nudo en la garganta impide que las
palabras salgan al exterior . Sé cómo va a terminar esto, así que opto por colocar
el álbum en el estante; Como a mí me gusta, que todo esté en el lugar que les
corresponde.
...”
No te mereces ni una pizca de cariño que te dieron...”
Por
un segundo, aparto la vista y me centro en la chimenea eléctrica.
En invierno, el clima en San Francisco es
bastante frío, al principio no lo notabas, pero ahora, al no haber electricidad
no te queda otra que taparte con una manta.
Después de recorrer la estancia con la
mirada, salgo del estudio, dirigiéndome al baño.
-"Necesito asearme, anhelo eliminar
el hedor a muerte de mi cuerpo por un par de minutos."- gruño mientras
huelo la ropa. -"Bueno, aparte de olor a carne podrida mi sudor no se
queda atrás, puedo olerlo a un kilómetro de distancia".- Arrugué la nariz
y alejé mi brazo de inmediato.
Enfrente de la puerta central, giro el
pomo con cuidado.
El color claro abunda en todo el cuarto.
Las velas perfumadas adornan la escena dando un toque de romanticismo en el ambiente.
La mampara de cristal transparente rodea toda la bañera al igual que la ducha.
Sin embargo, lo que atrae más mi interés es el gran espejo, acomodado por
encima del lavabo. Cualquier persona puede ver su propio reflejo, yo en cambio
puedo ver mi yo interno, a esa diminuta chica maltratada por niños engreídos,
egoístas.
Supongo que mi edad ronda los diecisiete. No
necesito saber el día en el que estoy ni el año en el que vivo, carece de
importancia, el tiempo se detuvo hace bastantes años y no creo que vuelva a
moverse...
Me
empiezo a desvestir a conciencia. Los pantalones de chándal negros, la camisa
blanca, calcetines grises, las bragas oscuras, el sujetador beige; caen al
suelo provocando un seco golpe.
...“
Sus miradas de pánico, el crujir de sus huesos, el sabor de la carne..¡Reconoce
que solo enterraste sus cabezas!"...
Cuando abro la ducha, el torrente de agua
no tarda en salir. Mis manos empiezan a trabajan acariciando el cuerpo, los pezones se endurecen al sentir el agua fresca
deslizarse por mis redondos pechos, el líquido transparente desciende sobre mi
vientre plano surcando por las miles de cicatrices y quemaduras que adornan mi
reseca e irritada piel.
Frente a mí, se encuentra la estantería
donde localizo el champú. Deposito un poco en mi cabeza y lo dejo otra vez en
su sitio. Me rasco con las uñas, desenredando con mis dedos los enredos de mi lacio
cabello.
-" Ohm, que gusto madre mía..."- Mis
suspiros me delatan. Dejo que el movimiento continuado de mis manos prosigan,
relajando mi cuerpo, mi inexistente alma y mi podrido corazón.
En la lejanía, puedo escuchar esas voces;
recuerdan lo que soy, lo que tengo ahora
y lo que perdí por no protegerlo de de mí. Las acusaciones no tardan en llegar.
Destrozan todo a su paso como si fuese un tornado.
-.”¡Yo
no fui!”-.exclamé irritada.- “¡Joder, no fue mi culpa, dejarme ya! ¡Dejarme de
una puta vez en paz!”.- Las amargas lágrimas caen por mis pálidas mejillas, el
agua que cae sobre mi cuerpo se transforma en sangre espesa y llamativamente
roja, el reflejo de la mampara me muestra una imagen de mí tragando un órgano
tras otro.
Salgo de la ducha tropezándome con algo
que ni sé lo que es. En el suelo, no logro recuperar el equilibrio. Me vuelvo
pequeñita, indefensa, vulnerable. Mi respiraciones son bruscas e irregulares,
no consigo respirar, me falta el aire. Los recuerdos se convierten en minúsculos
flashes.
" Yo destrozando el cuerpo de mis
padres".
"Yo mordiendo brazos, piernas,
cuellos".
"Yo abriéndoles el estómago a base de
mordiscos y arañazos."
El frío recorre cada centímetro, tensando
mis músculos calándome incluso hasta los huesos. Siento como un dulce sabor llega
a mi boca, muerdo mis delgados labios por
instinto, no controlo mi fuerza, me hago daño y noto la sangre deslizarse por
la garganta. Me quedo hecha un ovillo. Las lágrimas mezcladas con ese liquido
rojo que me vuelve loca siguen descendiendo.
-" Ayuda por favor, no pude controlar
mis acciones, llevaba días sin comer y....No sé, no era yo, no podía llegar a
comerme a papá y a mamá .- Los nervios se apoderaron de mí, me balanceaba
dejando que mi cabeza chocara con la pared una y otra vez. La frente me arde,
me quema.
Noto que alguien me toca, me acaricia, me
susurra al oído.
-"
Todo va a estar bien cariño, estamos a tu lado eres y serás nuestro pequeño
milagro..."- Las suaves voces de mis padres me consuelan.
-"Míranos,
verás que estamos contigo, somos una familia ¿Recuerdas? Aunque nos hayas
devorado"- La cariñosa voz de mi madre me relaja,
siento como me acaricia el pelo.
Abro
mis ojos , veo sus pies llenos de barro y mugre. El olor es asqueroso, un
charco de mierda se esparce por todo el suelo manchando mis piernas, salpicándome
en la cara.
Mi
mirada sube, los veo frente de mí. Mi corazón está acelerado. El dolor es
insoportable.
¡Bum,
Bum! ¡Bum, Bum!
Sus brazos están lleno de mordiscos, los
gusanos e insectos se posan en ellos. Los zumbidos, el sonido al masticar la
carne me taladra los oídos.
¡Bum,
Bum! ¡Bum, Bum!
-"¡IROS, IROS DE AQUÍ! ¡NO!
¡MARCHAOS!¡MARCHAOS!"- Grité con todas mis fuerzas.
¡Bum,
Bum! ¡Bum, Bum! ¡Bum, Bum! ¡Bum, Bum!
No logro enfocar bien, veo, veo, que me
miran. No tienen ojos...
¡Bum,
Bum! ¡Bum, Bum!
Todo se vuelve negro, en el silencio logro
escuchar algo.
-"¿Por
qué? ¿Por qué? ¿Por qué?..."
¡Bum!
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